¿Qué es el burnout o el desgaste profesional? ¿Sufres estrés laboral? ¿Cómo te puede ayudar el informe pericial psicológico?
El panorma excepcional que viven los profesionales sanitarios de distintas regiones de España por el coronavirus hace que ya se hayan vivido varios ataques de ansiedad en distintos centros. La situación de estrés a la que están sometidos es extraordinaria.
Es obvio que los profesionales sanitarios, ante el gran número de casos de Covid-19 en comunidades autónomas como Madrid, País Vasco, La Rioja o Cataluña, están sometidos a una sobrecarga de estrés
enorme, con el añadido de tener que estar en contacto con medios de infección y de contagio, lo que provoca un incremento de la ansiedad experimentada.
A la sobrecarga de trabajo se añade el agotamiento emocional
y las decisiones que tienen que tomar muchas veces sobre las vidas humanas: a quién van a cuidar más, quienes tienen más probabilidades de sobrevivir y quienes menos... Es un desgaste emocional
enorme que, día tras día, y si este proceso se alargase podría llevar a lo que conocemos como burnout
o "síndrome de estar quemado".
Cuando todo vuelva a la normalidad...esto pasará factura
Algunos expertos afirman que este tipo de situaciones excepcionales y de condiciones de trabajo en la que miles de sanitarios desempeñan actualmente su labor, se pueden aguantar durante un periodo de tiempo determinado, pero si la situación se prolonga puede tener repercusiones no solo de forma inmediata, sino también a largo plazo.
Se prevé que cuando todo vuelva a la normalidad, el hecho de que los sanitarios hayan estado sometidos a niveles tan elevados de estrés les pasará factura, pudiendo desarrollar
efectos psicológicos y físicos relacionados con el síndrome de burnout para los que, seguramente, requerirán atención psicológica
y por los que muchos de ellos podrán solicitar incluso la baja laboral.
Es por todo ello por lo que, aunque actualmente la prioridad son aquellas personas cuyas vidas corren peligro, consideramos que se deberían destinar recursos para atender a los profesionales sanitarios y reducir así las posibles consecuencias negativas futuras.
¿Qué es el burnout?
El burnout o "síndrome del trabajador quemado" se refiere a un estado de agotamiento emocional, físico y mental
grave en el que la persona se derrumba a causa del cansancio psíquico o del estrés que surge de la interacción social y ante una rutina laboral.
Normalmente las personas que lo sufren sienten no poder dar más de sí, se sienten desbordados, que están agotados
y que sus recursos emocionales están agotados. Un síndrome que afecta a una gran cantidad de trabajadores, especialmente aquellos que tienen trato directo con personas que están experimentando gran sufrimiento o múltiples problemas (médicos, enfermer@s, psicólog@s, y demás profesionales sanitarios).
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ya incluyó el burnout en la CIE-10 pero ha modificado su definición en la CIE-11, concretamente, lo incluye en ‘Problemas asociados al empleo o desempleo’ describiéndolo como “un síndrome resultante del estrés crónico del trabajo que no ha sido gestionado con éxito” siendo una enfermedad que se puede diagnosticar y tratar que surge en el entorno profesional aunque sus consecuencias pueden extenderse a otros ámbitos de la vida del profesional (familiar y social).
¿Por qué se caracteriza?
Se configura como un síndrome tridimensional caracterizado por:
Agotamiento emocional
Es la manifestación primaria del síndrome. Consiste en el agotamiento físico y emocional
producido por la actividad laboral. A menudo los trabajadores lo describen como la sensación de no poder dar más de sí mismo a los demás.
Despersonalización
Actitudes
y sentimientos negativos
hacia las personas destinatarias del trabajo: respuestas de forma impersonal, fría y/o desconsiderada. Las demandas de los pacientes son más fáciles de gestionar cuando se les considera objetos impersonales del trabajo.
Desarrollo de sentimientos, actitudes, y respuestas negativas, distantes y frías hacia otras personas, especialmente hacia los clientes, pacientes, usuarios, etc. Se acompaña de un incremento en la irritabilidad
y una pérdida de motivación.
El sujeto trata de distanciarse, no sólo de las personas destinatarias de su trabajo, sino también de los miembros del equipo con los que trabaja mostrándose cínico, irritable, irónico e incluso utilizando a veces etiquetas despectivas para referirse a los usuarios, clientes o pacientes tratando de hacerles culpables de sus frustraciones y descenso del rendimiento laboral.
Baja realización personal
Surge cuando se verifica que las demandas que se le hacen exceden su capacidad para atenderlas de forma competente. Supone respuestas negativas hacia uno mismo y hacia su trabajo, evitación
de las relaciones personales y profesionales, bajo rendimiento laboral, incapacidad para soportar la presión y una baja autoestima.
La falta de logro personal en el trabajo se caracteriza por una dolorosa desilusión y fracaso al darle sentido a la actividad laboral. Se experimentan sentimientos de fracaso
personal (falta de competencia, de esfuerzo o conocimientos), carencias
de expectativas
y horizontes en el trabajo y una insatisfacción generalizada.
Como consecuencia se da la impuntualidad, la evitación del trabajo, el absentismo, pudiendo el trabajador llegar a abandonar la profesión, son síntomas habituales y típicos de esta patología laboral.
Es fundamental tener presente el contexto en el que surge la patología y su proceso de desarrollo (deterioro cognitivo, afectivo y actitudinal) antes de considerar que un determinado síntoma es indicador del síndrome. Siempre tendremos que descartar trastornos depresivos o ansiosos. Además de los síntomas descritos anteriormente, no podemos olvidar los sentimientos de culpa, variable clave en el modelo teórico para explicar la relación del burnout con algunas de sus consecuencias más importantes, como la depresión.
¿Desencadenantes?
Los principales desencadenantes de Burnout, señalados por la investigación, consisten en la influencia de agentes relacionados con el marco social, el contexto laboral
y las características personales
de los trabajadores.
Algunas características o variables de tipo demográfico como la
edad, el
sexo, el
estado civil, y otras condiciones como el
clima laboral, la
profesión, el nivel de
formación
y la
ambigüedad
del
rol, entre otras, han sido consideradas como variables que cumplen la función de antecedentes en el desarrollo del síndrome.
Es importante resaltar el rol de las variables de personalidad
que, sin duda, muestran una relación con las respuestas de estrés que manifiestan los individuos. Los estudios parecen indicar que aspectos como la autoconfianza, la autoestima y la autoeficacia afectan a la forma en que los individuos desarrollan actitudes respecto a sí mismos, las cuales inciden sobre su desempeño laboral y el afrontamiento que realicen de las condiciones estresantes de su puesto de trabajo.
Sin embargo, es preciso resaltar que la situación extraordinaria de estrés que viven nuestros profesionales sanitarios en la actualidad es, por sí sola suficiente, para explicar la aparición de síntomas de burnout. Si a todo ello le añadimos otros factores relacionados con el contexto laboral (instalaciones, material o personal insuficiente) o relacionados con sus características personales (baja capacidad de resiliencia, baja autoconfianza, baja autoestima...) deberemos esperar consecuencias físicas y psicológicas seguras que podrán llevar a estos profesionales a solicitar la baja laboral en el futuro.
El informe pericial en casos de incapacidad laboral
Si todavía no sabes lo que es un informe pericial psicológico o cómo éste puede beneficiarte, te recomendamos que leas la siguiente entrada:
👉 ¿Por qué es útil un informe pericial psicológico?
Han sido múltiples los casos en los que los tribunales españoles han reconocido patologías psíquicas como accidentes
o enfermedades laborales
en aplicación de lo establecido en la legislación laboral al respecto, que entiende el accidente de trabajo como “toda lesión corporal que el trabajador sufra con ocasión o por consecuencia del trabajo que ejecute por cuenta ajena”, incluyendo una serie de supuestos que vienen especificados en el art. 115 LGSS.
No obstante, lo cierto es que estos casos siguen generando cierta controversia ante la dificultad de establecer una relación clara de causalidad entre el trabajo y la patología mental, lo cual no sucede con tanta frecuencia en el caso de las enfermedades físicas, cuyo origen resulta más fácil de delimitar (p. ej., un esguince de tobillo en un trabajador de la construcción debido a un traspiés).
Esta dificultad atribucional lleva a que las enfermedades mentales sean generalmente consideradas como enfermedades comunes (aquéllas que no guardan ninguna relación con el trabajo), con el consiguiente establecimiento de una menor cuantía en concepto de indemnización a percibir por parte del trabajador.
Por ello, resulta fundamental realizar una correcta y profunda evaluación de la patología mental presentada por el trabajador, y es aquí donde cobra importancia el informe pericial psicológico. Dicha evaluación debe abarcar varias áreas importantes, a fin de poder establecer con precisión el origen de la patología mental y, en su caso, poder afirmar su relación con el trabajo.
Tales áreas pueden sintetizarse en lo siguiente:
1. Estado psicológico del trabajador en el momento de la evaluación:
Es la evaluación psicológica puramente dicha, donde se recoge toda la sintomatología
presentada por el trabajador y sus implicaciones sobre su funcionamiento
personal, social
y laboral. Dicha evaluación debe llevarse a cabo con especial atención por parte del perito a las posibles intenciones simulatorias del trabajador, que resultan muy comunes en este contexto.
Aquí será fundamental, tal y como hemos mencionado anteriormente, la demostración del nexo causal, es decir, la relación entre la patología del trabajador con el puesto de trabajo. Cuando exista esta causalidad, será vital demostrar que esa sintomatología ha aparecido como consecuencia de la actividad laboral con el objetivo de que el Juez pueda valorar la patología como una enfermedad o accidente laboral.
Esta tarea se ve dificultada cuando existen concausas
(ciertos factores que pueden incrementar la sintomatología y que no están relacionados con el trabajo, como por ejemplo ciertas características de personalidad). Tendremos que hacer una evaluación exhaustiva para poder explicar el efecto que tienen esas concausas en la sintomatología desarrollada por el trabajador.
2. Características del trabajo:
Este apartado también persigue el examen de la
causalidad
de la enfermedad sufrida por el trabajador pero, a diferencia del apartado anterior, este punto se centra en variables relacionadas con el trabajo que hayan podido predisponerla o causarla.
Así, aquí habrá que valorar aspectos tales como las condiciones laborales
a las que esté sometido el trabajador (temporalidad de los contratos, duración de las jornadas, retribución salarial, existencia de recursos suficientes para el desempeño del puesto de trabajo, etc.), las exigencias
propias del puesto de trabajo (si se trata de un puesto con un requerimiento elevado de desempeño que puede generar estrés, o si, por el contrario, se trata de tareas muy rutinarias y monótonas que no estimulan al trabajador), y las relaciones
en el lugar de trabajo (situaciones de acoso laboral, etc.).
3. Repercusión del estado psicológico sobre la capacidad laboral:
Una vez valorado el estado psicológico del trabajador, es necesario detenerse y profundizar sobre su implicación en su funcionamiento laboral, a fin de determinar si está capacitado para seguir desarrollando su puesto de trabajo o no y, en este último caso, especificar si esta incapacidad es reversible o irreversible, y si se limita a su trabajo actual o se extiende a cualquier tipo de trabajo.
4. Posibilidades terapéuticas:
Especialmente en los casos en que se haya determinado que la enfermedad que sufre el trabajador es reversible, es recomendable hacer referencia a los tratamientos
más eficaces para su patología y al pronóstico
más probable.
Toda esta información, plasmada en el correspondiente informe pericial, tiene por fin guiar al juzgador en la toma de decisiones en cuanto a la consideración de la enfermedad mental como enfermedad o accidente laboral (con el consiguiente establecimiento de la cuantía indemnizatoria más justa para cada caso concreto), y en cuanto a la declaración de la incapacidad laboral, en su caso.
Para concluir...
El Burnout es considerado en la actualidad como uno de los daños laborales
de carácter psicosocial más importante, situándose entre un 15% y un 40% el personal sanitario afectado (médicos, enfermeros, auxiliares) que padece el síndrome de Burnout según los diferentes estudios revisados.
Se asume como un proceso que surge como consecuencia del estrés laboral crónico, en el cual se combinan variables de carácter individual, social y organizacional. Se trata, por tanto, de un síndrome con connotaciones afectivas negativas que afecta a los trabajadores en distintos niveles (personal, social y laboral).
Esta enfermedad se ha conceptuado como un problema moderno de índole individual y social tratándose de un fenómeno directamente asociado a factores sociolaborales, contextuales y psicológicos que no culpabilizan al individuo, pero que sí pueden poner en peligro la calidad e integridad de los servicios de atención clínica en los contextos sanitarios, constituyendo una situación de vital importancia al tratarse de profesiones en las cuales la atención humanitaria es una necesidad de primer nivel.
Por todo ello, se considera necesario formular estrategias de investigación e intervención
que apunten a un adecuado manejo de la experiencia de desgaste profesional. Así como buscar soluciones que nos ayuden a prevenir
la aparición de éste síndrome.
Bibliografía:
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